sábado, 30 de junio de 2012

Hablemos de Belli Bock (Aktienbrauerei)

No pensaba escribir hoy sobre la Belli Bock de Aktienbrauerei. Tampoco acostumbro a hacerlo de las birras que tomo en bares. Normalmente os cuento algo de una cerveza que abrimos en casa y que bebemos con  un poco más de cuidado, fijándonos en sus detalles. Sin embargo, la caña que nos pusieron el jueves fue tan espectacular que no he podido resistirme.
Dice la etiqueta de esta alemana de baja fermentación y deja subir la temperatura. Escuchas la quietud de los campos de Allgäu e incluso puedes ver una nube cruzando alguna cuna alpina. Es uno de los lugares más bonitos que conozco. La gente lo conoce porque es la región en la que se encuentra el castillo del rey loco, Neuschwanstein.
La copa se llena de oro fundido, alta graduación (6,9%) que tiene el sabor de las campas a las faldas de una montaña bávara. Pues resulta que es verdad. Un trago y te transportas a una tarde de primavera en la que el sol aprieta pero la brisa no tan densa y brillante que realmente parece un metal colado. La espuma es perfecta. Cubre el líquido, no sube demansiado y parece una esponja.
Al beberla sorprende su dulzor. A mí no me gustan especialmente los sabores dulces de la malta. En las belgas, por ejemplo, me resulta desagradable, pero esta es otra cosa. Es el regusto que deja la miel. Y al ser tan densa y alcohólica se refuerza esa sensación. Ahora, no es nada viscosa. Es realmente refrescante.
Así que no hay duda en poner en la parte alta de la tabla a esta cerveza de estilo bock con la que hay que tener mucho cuidado ya que nada más terminarla, ya quieres pedir otra.   

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