Las convocadas eran la Lager (solo la encontré en 50 cl) 4,7%, la que le dicen Holandesa 4,8%, La Especial 1516 5,8% y la Extra 7%. Y ha resultado complicado elegir una de ellas para la próxima ronda. Si no las puedes diferenciar, ¿clasificas a todas? El tema es que al segundo trago ya quieres descalificar a alguna de ellas. Entonces, hay que echarlas a las cuatro ¿no? Sin embargo, continuamos probando. Algo bueno habría que encontrar. Es como cuando ves jugar a Ballesteros. En la primera jugada ya te das cuenta de que hay que expulsarlo, pero por si acaso (por si le da un viaje a otro) te quedas mirando y deseando que el árbitro no se fije demasiado en él.
En fin que vamos a las birras. Si la pillas bien frías -por debajo de 4 grados- hasta te la tomas. No tienen espuma, no tienen color, no huelen y son hasta algo refrescante. Al final surge un ¿amargor? En realidad es un regusto desagradable. Sin embargo, y por más crítico que parezca, la primera impresión es buena. Las latas son bonitas, en el vaso se ven bien (un poco meadilla, porque no decirlo) y al no tener un olor fuerte se beben con facilidad. Uno piensa: joder y por cuatro duros. Recuerda a los katxis de esos primeros kinitos guarros con 15 años.
Lo malo es al acometer la segunda ronda. Se ha calentado un poco y ya no se tolera igual. Además, todo sea por la ciencia, nos dio por ver que pasaba si escanciabamos el brebaje. Espuma tiene que sacar, por Toutatis. Y bien que la produce. Claro que también suelta todo lo que lleva dentro. Y eso no es bueno. La cerveza, todas ellas, se vuelven mucho más ariscas. Ya no hay recuerdos juveniles. Salvo por el dolor de cabeza. Porque cabezona es una rato.
Lager sin escanciar y escanciada. Es la misma, de la misma lata |
Por cierto, no mires la lista de ingredientes. En Lager - Holandesa y Especial -Extra coincide. Y en todas habla de extracto de o sucedaneo de. Mal rollo.
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